Paolo Rocca, Presidente del Consejo de Administración de Ternium, participó como moderador durante el primer panel.
En el Congreso Virtual de la Asociación Latinoamericana del Acero se debatió cómo impulsar el tejido industrial, aprovechar la nueva configuración de los mercados y generar desarrollo sustentable para la región.
“A pesar de tener un déficit de infraestructura, una falta de capacidad de exportación de productos industriales y debilidad en su cadena de valor, América Latina tiene hoy una oportunidad histórica, en un contexto en el cual China, potencia emergente, se está enfrentando a Estados Unidos, la potencia todavía dominante. La redefinición de las cadenas de valor ofrece a la región la oportunidad de convocar a un desarrollo industrial”.
Las palabras son de Paolo Rocca, Presidente del Consejo de Administración de Ternium, quien resumió así el reto de la industria en la región sobre el cual giró el Congreso Virtual de la Asociación Latinoamericana del Acero (Alacero) 2020. En el foro, académicos, analistas, empresarios y funcionarios de gobierno hablaron sobre el camino que la región necesita para impulsar el desarrollo.
“El tejido industrial es fundamental para la movilidad social, la calidad institucional de los países, pero a su vez necesita confianza, solidez en las instituciones de nuestros países”, agregó Rocca, quien moderó el primer panel de la agenda.
Por su parte, Máximo Vedoya, CEO de Ternium y presidente de Alacero, dijo que la industria es parte de la solución para la integración regional, el crecimiento y la inclusión. “Con el nuevo cambio mundial tenemos la oportunidad de que esa relocalización de las cadenas de valor (desde China) se dé en nuestra región y, de acá en adelante, construir una América Latina donde el empleo de calidad sea un factor de cambio de la sociedad”.
Vedoya se mostró “moderadamente optimista” y avizoró un 2021 mejor. “Están dadas las condiciones para hacer una diferencia y volver al camino de crecimiento”, dijo.
Panel de La reindustrialización de América Latina
¿Qué se habló en los paneles?
En el primer panel, de analistas, participaron Dani Rodrik, uno de los 100 economistas más influyentes del mundo; Andrés Malamud, especialista en instituciones democráticas, política exterior y procesos de integración regional y Andrés Oppenheimmer, comentarista de CNN y uno de los intelectuales más influyentes en América Latina.
En sus exposiciones hubo un hilo conductor: la educación y la reindustrialización van de la mano para poder competir en una economía que está cambiando para construir cadenas de proveeduría más regionales que globales. Además, para hacerlo en un contexto cada vez más tecnológico y robotizado, que requiere más capacitación de los trabajadores, y en una región en la que la desigualdad es uno de los grandes problemas sociales.
Los oradores especiales fueron representantes de los gobiernos: Carlos Da Costa, Secretario Especial de Productividad, Empleo y Competitividad de Brasil y Graciela Márquez Colín, Secretaria de Economía de México.
“Latinoamérica debe aprovechar la relocalización para atraer empresas que migraron hacia China. Debemos hacer atractivos nuestros países a esas empresas en momentos donde se están acortando las cadenas globales”, dijo Márquez Colín, quien presentó las estrategias del gobierno mexicano para atender la recuperación económica.
Da Costa repasó las reformas estructurales que adelanta Brasil para mejorar el clima de negocios e impulsar a las empresas. “Queremos apoyar a la economía de bajo carbono, como la industria del acero en Brasil, que tiene una huella de carbono mucho menor que la media mundial”, afirmó.
La actividad final fue una mesa redonda en la que participaron los CEOs de las principales empresas siderúrgicas de la región. En su intervención, Vedoya se refirió al cuidado ambiental, un tema central para la compañía y para la agenda ciudadana. Resaltó que el acero forma parte de la economía circular, pues se puede reciclar infinitamente. “Se recicla más acero que todos los otros materiales juntos”, acotó.
El CEO de Ternium destacó también las inversiones de la industria para reducir su huella ambiental, como lo son las tecnologías para la captura de dióxido de carbono o el cambio del uso del carbono al gas natural, y luego al hidrógeno, como agente reductor. “En México tenemos las únicas tres plantas en América que capturan carbono en reducción directa. Ternium lo captura y vende a la industria de refrescos”, citó como ejemplo.