Se llama Likhen Rod, cuenta con aprobación de ANMAT y surgió de la unión de un ingeniero nuclear y tres pymes santafesinas que se propusieron fortalecer el equipamiento sanitario de su localidad en el contexto de propagación del COVID-19. De la iniciativa participa Vulcano, cliente de Ternium e integrante de ProPymes.
A través de ProPymes, Ternium aportó más de 1000 horas de expertos trabajando para que este sueño pueda hacerse realidad en tiempo récord.
Likhen Rod es, según sus creadores, “el respirador que construyó media Argentina”. Y es que, el desafío de desarrollar, aprobar y producir en tiempo récord un equipamiento de salud de alta tecnología, sólo pudo ser posible gracias al trabajo conjunto, con un equipo interdisciplinario y el apoyo de diversos actores.
Liderado por Jeremías Butto, ingeniero nuclear recibido en el Instituto Balseiro, el proyecto contó desde el inicio con la participación de varios empresarios industriales de Las Rosas: Horacio Testa (Tecnoplast SRL), Hugo Tedeschi (Tedeschi Sembradoras) y Carlos, Aníbal y Gabriel Moriconi (Vulcano Semirremolques).
Nacido del compromiso de ayudar a fortalecer el sistema sanitario de su comunidad, este proyecto se convirtió en un respirador argentino íntegramente creado durante la pandemia que cuenta con la aprobación de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT).
La asistencia de ProPymes
ProPymes, el programa de apoyo a la cadena de valor de Grupo Techint, acompañó a Likhen Rod desde que se gestó como proyecto a fines de abril del presente año. A raíz de su vínculo histórico con Vulcano, ProPymes puso a disposición todo su know how y estructura para asistir técnica y logísticamente su desarrollo. Brindó soporte con ingenieros y especialistas; asistió con su red de compras globales la selección y provisión de piezas y componentes estratégicos; analizó y facilitó los requerimientos para lograr un producto de alta calidad y fundamentalmente seguro; y articuló con consultores y laboratorios la definición del camino crítico para alcanzar la certificación de la ANMAT. Fueron más de 1000 horas de expertos trabajando para que este sueño pueda hacerse realidad en tiempo récord.
La historia
A mediados de marzo, Jeremías se encontraba de viaje de negocios en ExpoAgro con el nuevo producto que su empresa de tecnología Lago Fonck/ARATOM SBECCO, estaba lanzando al mercado. Durante la feria se decretó la cuarentena y como era imposible regresar a Bariloche, donde vive, se dirigió a la casa de sus padres en Las Rosas, lugar donde nació y se crió.
En una conversación con los principales industriales del pueblo, sus amigos de toda la vida, se enteró que Las Rosas podría no contar con los respiradores necesarios si la situación se agravaba por la pandemia y se propusieron unir fuerzas y conocimiento para construirlos.
Fue así como Jeremías, junto a los referentes de Tecnoplast SRL, Tedeschi Sembradoras y Vulcano Semirremolques investigaron si era posible fabricarlos en Argentina cumpliendo con todas las exigencias sanitarias y al precio más bajo posible. A las 4 semanas, ya habían desarrollado el primer prototipo.
Este primer diseño fue capaz de ingresar y extraer aire/oxígeno de un pulmón artificial y demostró que la idea era factible. Para fabricarlo, se utilizaron componentes que se producían en el país para otras industrias, lo que aseguraba la posibilidad de producirlo a escala, rápidamente. El prototipo fue testeado en la Asociación Rosarina de Anestesiología, donde concluyeron que era capaz de superar todas las pruebas que el simulador le impuso.
El segundo prototipo ya contaba con una interfaz de usuario táctil, sistema de seguridad auxiliar y alarmas, similar a los respiradores que se ofrecen actualmente, para facilitar su uso a los profesionales de la salud. El mismo se testeó con los instrumentos que tiene la Asociación de Anestesiólogos de Buenos Aires, utilizando los diferentes equipos con los que cuenta la entidad, como su servosimulador de pulmón, para evaluar adecuadamente la parte clínica. Las pruebas fueron exitosas y eso permitió avanzar a la etapa final de diseño.
El diseño final de Likhen Rod contó con mejoras en seguridad, alarmas y software que completaron las normas exigidas para un ventilador mecánico de uso profesional en las unidades de terapia intensiva. Antes de su presentación en la ANMAT para su aprobación, se requirió la certificación en 3 laboratorios especializados que dieron el visto bueno al equipo. Este requisito les asegura que pueden lograr la aprobación de la FDA de los Estados Unidos para su exportación.
Finalmente, la Anmat homologó el nuevo respirador con la categoría Clase 3, la más exigente para este tipo de equipamiento y el 7 de septiembre se inició el proceso de planificación de la producción.
Parte del equipo que construyó el respirador 100% argentino que ya comenzó su proceso de producción.