La reserva está compuesta por 99 hectáreas en la parte norte del Centro Industrial.
Reubicar más de 12 mil árboles, arbustos y animales para conservar la diversidad ecológica de la Planta Ternium de Pesquería, fue un trabajo de grandes proporciones que generó beneficios tangibles para mantener el ecosistema de la zona.
La convivencia entre industria y naturaleza
A siete años de la inauguración de la Planta Ternium en Pesquería, se han rescatado 32,386 ejemplares de flora y 681 de fauna para conservar la diversidad ecológica, fue un trabajo de grandes proporciones que generó beneficios tangibles para mantener el ecosistema de la zona.
Desde la concepción del proyecto del Centro Industrial Ternium en Pesquería, se planteó que sería con foco en la sustentabilidad, con cero descargas de agua y con la menor emisión de contaminantes.
Para cumplir con este objetivo, además de establecer áreas verdes dentro del terreno, también se destinó el 23% del mismo como una zona de reserva ecológica, de 436 hectáreas.
La reserva está compuesta por 99 hectáreas en la parte norte del Centro Industrial y colinda con otros terrenos agrícolas que no han cambiado su vocación desde que inició el proyecto.
El tipo de plantas que se manejan en la reserva es el tipo de vegetación que corresponde a la zona y es muy abundante en el noreste de México.
Rescatar el ecosistema nativo
Todo el proyecto ambiental se realizó con especies nativas, para preservar el ecosistema existente en la zona, incluso antes de que se convirtieran en tierras agrícolas.
Además, dado que se trata de una zona con poca precipitación, se recurrió a especies de flores que no requieren de mucha agua, con lo que la sustentabilidad de la reserva puede garantizarse. La vegetación que se encuentra en esta zona es la más útil porque no te consume recursos sino todo lo contrario, brinda servicios.
Para hacer el proyecto, primero se rescataron las especies de plantas y animales donde se iba a realizar la remoción de tierra para construir las naves industriales, junto con la construcción de acueductos, líneas de alta tensión y un gasoducto. Así, se inició el llenado de la zona de la reserva, que hasta entonces era una zona de cultivo de sorgo. Una vez que se cosechó, el resultado fue una planicie que ocupa casi un cuarto del terreno total.
El concepto que se siguió es el de restauración forestal: se sembraron árboles para mantener el área restaurada.
En general, el tipo de plantas que se manejan en la reserva son mezquites, huizaches, ébanos y encinos; es el tipo de vegetación que corresponde a la zona y es muy abundante en el noreste de México.
Para hacer el rescate, se eligieron árboles de hasta metro y medio porque, por su edad, tienen muchas probabilidades de resistir el trasplante.
Éstos producen árboles que mantienen toda la característica genética de la zona debido a que nacieron ahí, están adaptados y, por lo tanto, pueden sobrevivir muy bien. Lo mismo sucedió con los arbustos de agavia, los cactus cola de rata y las biznagas, así como con los animales que vivían en la zona.
Sin embargo, en el rescate de serpientes venenosas se llevaron a áreas especificadas por la autoridad, como la cuenca de Palo Blanco, zonas muy puntuales que la autoridad tiene muy bien ubicadas para ese tipo de especies.
Multipremiados
El avance en la conservación es palpable: se inició con árboles de dimensiones pequeñas y éstos han alcanzado un buen tamaño para su edad. Se ha alcanzado el 90% de supervivencia en promedio, por lo que tampoco se requirió agregar nuevos individuos. Esto es todo un logro si se habla de hacer el proyecto únicamente con especies nativas y que al corto plazo se dejó a mano de la naturaleza.
El proyecto en conjunto le ha valido a Ternium tanto el reconocimiento de la Facultad de Ciencias Forestales de la UANL por los trabajos de ciencia e investigación realizados en la zona, así como la presea al Mérito Pro Flora y Fauna Silvestre 2019 por todo el trabajo realizado dentro de la reserva.